Esto es una ruina… ¿no me digáis que no lo habéis pensado alguna vez? Entre las cosas que rompe, pierde y abandona por el camino podría montarse un mercadito.

En primer lugar, cada cosa que sale de casa rumbo a lo desconocido ya no regresará jamás aunque sea el objeto más valioso del mundo. Su mochila definitivamente tiene en su interior un agujero negro cósmico: chaquetas, suéteres, equipajes, álbumes de fútbol, pelotas… cualquier cosa que va al colegio ya nunca más se supo de ella, pobre. Los armarios de objetos perdidos de la escuela nos ven llegar y les da la risa.

En los cursos de verano o excursiones ni os cuento. La mochila vuelve con la mitad aproximada de su peso: zapatillas, camisetas, bañador, gorras, gafas, etc. Objetos perdidos vuelve a ser nuestro segundo hogar.

Para ser sincera, mejora un poco con la edad, no os desesperéis, antes no llegaba ni la bolsa.

En segundo lugar, la necesidad constante de novedad hace que siempre quieran cosas nuevas. Se aburren pronto con sus juguetes y lo que más me le gusta a nuestros hijos TDAH es la novedad, los premios, los regalitos (por muy pequeños que sean). Pero aunque sea su tesoro más preciado sabemos que su fecha de caducidad es corta. Si va en su mochila o bolsillo nunca volverá, y no porque él no quiera, es su destino en manos del TDAH.

En tercer lugar, lo que no se pierde se destruye, se desintegra o se destripa para conocer sus intimidades. Da igual que sea suyo o el último regalo de cumpleaños de sus hermanos. Su cuerpo le pide abrirlo en canal, desmontarlo por completo, analizar todo su contenido y luego abandonarlo cuando ya no tiene interés.

Y por último, y no menos importante, está la faceta «me lo como», al menos en mi caso porque ésta no sé si es tan común. Y es que ya desde pequeñito devoraba literalmente la cuna de madera, parecía que había termitas comiéndose la madera y era mi niño que mordía los bordes cuando aún no tenía ni dientes. Luego fueron todos sus juguetes mordidos por esa impulsividad que le caracteriza. Me daban pánico las piezas pequeñas porque se las comía irremediablemente. En infantil y aún en primaria resultó comestible todo el material escolar (lápices, gomas, rotuladores), y aún a día de hoy no ganamos para lápices, ni tampoco para cuellos de camisetas mordidos, mangas de suéteres, etc. Lo último… morder los mandos de la tele cuando se pone nervioso e incluso el sofá viendo la Eurocopa.

En definitiva, una verdadera ruina!

ALGUNOS CONSEJOS QUE PUEDEN SER ÚTILES:

  • PACIENCIA, no os desesperéis, perder cosas es algo innato incluso si es su mejor tesoro
  • NO olvidéis que él también lo sufre mucho
  • ENSEÑARLE a hacer la mochila para que identifique bien sus cosas
  • REPASAR con él lo que lleva en la bolsa cada día
  • SIMPLIFICA su mochila para que lleve lo imprescindible de forma que pueda controlarlo más fácilmente
  • RECORDARLE lo que lleva, hacérselo repetir e insistir en la importancia y el valor de las cosas
  • SI SE VA fuera no le pongáis nunca sus mejores galas si queréis volver a verlas
  • MARCAR todo no sólo con nombre también con teléfono, puede ser muy útil porque las cosas aparecen en el sitio más insospechado
  • DESTACAR la importancia de ser responsable, que tenga TDAH no justifica que le compremos otra cosa por haberlo perdido
  • INSISTIR en su deber de comprobar la mochila antes de salir de la clase o curso
  • REFORZAR las conductas positivas y premiar o elogiar cuando traiga todas sus cosas