“Cuando aparece una idea, yo sólo vivo para ella, sólo hablo de ella, dedico todo mi tiempo a ella. Y al final se convierte en una realidad”

Pablo Motos es otro de nuestros famosos nacionales que ha reconocido de manera pública que “era un niño hiperactivo sin diagnosticar”. Y es que, Pablo Motos también se declara extremo y reconoce que, su infancia y adolescencia fueron complicadas hasta el punto de acabar delinquiendo y de que algunos amigos suyos murieran o acabaran en la cárcel, lo cual le hizo abrir los ojos, pero lo que de verdad le centró fue que sus padres le compraran una guitarra y, después, más tarde llegó la radio y tras ella todos sus éxitos.

Trascribimos literalmente algunos fragmentos de una entrevista concedida a El País que me parece magnífica, el texto completo lo podéis consultar en:

http://elpais.com/diario/2009/06/07/eps/1244356016_850215.html

“-Yo -dijo- era un niño hiperactivo sin diagnosticar. Me pasaba la vida intentando hacer algo malo, romper algo (…). Poco a poco empecé a entrar en un mundo muy complicado, lo que se traduce en que comencé a delinquir…Pensé en mis amigos y me di cuenta de que los que no estaban en la cárcel estaban muertos, y me lo empecé a pensar. De todos modos, lo que a mí me centró fue que me compraron una guitarra. De repente, descubrí a los mejores de la radio, a Iñaki Gabilondo y a Luis del Olmo. Escuchándoles comprendí lo que significaba no haber estudiado. Entonces cogí un diccionario y empecé a leerlo desde el principio, aprendiéndome todas las palabras y su significado por orden alfabético, porque quería hablar con la propiedad con la que hablaban Iñaki y Luis. (…).

De Laura, su mujer, dice que “le ha salvado la vida porque él es muy dado a los excesos y ella tiende a ponerle límites: es mejor persona que yo, más tranquila que yo, más sensata, y me ha salvado la vida varias veces”.

Concluye el entrevistador afirmando que: Un día en la compañía de Pablo Motos equivale a una semana en la de una persona normal. Se levanta al límite, desayuna al límite, entrena al límite, vive las reuniones de El hormiguero al límite, se concentra una hora antes de empezar el programa al límite, se angustia antes de salir a escena al límite, y desea hasta la locura que se vaya la luz en toda España para que nadie vea ese día la televisión. Pero la luz no se va, y aparece una noche y otra en directo y hace, al límite, el mejor programa de entretenimiento familiar de la parrilla. Por la noche vuelve a casa al límite y se acuesta al límite y duerme al límite y sueña al límite. También cuida a su gente al límite.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de junio de 2009