El TDAH desde el punto de la sociedad

Como reconoce la Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) en Niños y Adolescentes del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad del año 2010 (GPC)

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“Es uno de los trastornos psiquiátricos con mayor prevalencia y representa uno de los motivos más frecuentes de consulta debido a las enormes consecuencias en los diferentes aspectos de la vida del paciente”

Sin embargo, el TDAH por desgracia es un gran desconocido para muchas personas, aunque los logros son cada vez mayores en orden a dar visibilidad al trastorno.

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“Quiéreme cuando menos lo merezca porque será cuando más lo necesite”. Henry Jekyll

Prueba evidente de este desconocimiento aunque para las personas que lo vivimos diariamente nos parezca increíble, es que no existe un día para el TDAH, tenemos incluso el día de los calcetines perdidos, pero no tenemos un día para un trastorno que afecta a un 3-7% de los niños en edad escolar. Otra prueba irrefutable hoy en día con las nuevas tecnologías es que el dominio TDAH .es está registrado en el año 2014. Y, si nos basamos en encuestas, un estudio publicado en el año 2011 en el que se encuestaron a cerca de 800 personas de toda España, con el fin de evaluar el nivel de conocimiento que tiene la población general sobre este trastorno nos dice que aproximadamente el 96% de las personas en España desconocía el significado del mismo (Conocimiento de la población general sobre TDAH“, realizado bajo el marco de un proyecto pionero conocido como Pandah). Otro estudio realizado sobre el conocimiento de la población general sobre el TDAH presentado en el año 2013 nos dice que solamente un 4% de los encuestados reconocían el término TDAH y un 33% consideraba que el TDAH se debía a un entorno familiar o escolar desorganizado (Rodríguez Hernández P.J. et al, Conocimiento de la población general sobre el TDAH presentado en 62º Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP), 2013)

Muchas veces pensamos que un niño hiperactivo es solo un niño movido y que sus padres o bien son unos exagerados o bien suelen ser los responsables de su mala educación. Cuántas veces hemos oído las madres de niños pequeños con TDAH: “que gracioso es este niño no para”; “así tienen que ser los niños muy movidos”; “este niño es igual que yo, a mí de pequeño tenían que atarme con una cuerda”; “es mejor un niño movido que un niño seta”.

Otras veces en cambio, cuando no son tan niños, hemos oído casos de TDAH como algo verdaderamente grave, porque los niños han sufrido fracaso escolar, acoso escolar o rechazo social debido a sus problemas de conducta, ansiedad, depresión, incluso miles de casos de padres separados por tal motivo debido al estrés de la convivencia diaria con un niño con TDAH.

La realidad es que muchos niños con TDAH son continuamente señalados por la sociedad como: el niño que molesta, el que continuamente llaman la atención, el que avasalla a su paso, el que no para quieto, el que no escucha, el caprichoso, el maleducado, el pegón, el malo, etc., su nombre suena en clase veinte veces más que el resto para llamarle la atención, y dentro de la familia por supuesto ocurre lo mismo, por lo que el niño ya lleva puesta la “etiqueta” desde primera hora de la mañana hasta que se acuesta, con el consiguiente desgaste emocional para las personas que le rodean y la merma de autoestima para el niño.

Como reconoce la GPC “el TDAH representa un problema de salud pública debido a su elevada prevalencia, que se estima, según las fuentes epidemiológicas, entre un 3 y un 7% de la población escolar (DSM-IV-TR, 2001). Los niños con este trastorno tienen un mayor riesgo de fracaso escolar, problemas de comportamiento y dificultades en las relaciones socio-familiares como consecuencia de los síntomas propios del TDAH. El curso del trastorno es crónico y requiere tratamiento a largo plazo, con el correspondiente coste social”.

Pues bien, un niño con TDAH no es solo un niño movido ni tampoco tiene porque ser un caso dramático (que los hay).  Un niño con TDAH es un niño con un trastorno neuronal que le provoca ciertas dificultades para el manejo de las emociones, el control de la impulsividad y la falta de atención en determinadas situaciones. Por ello, EL TDAH HAY QUE SABER MANEJARLO Y APRENDER A LLEVARLO, porque cada día muchas familias sufrimos el estrés que supone manejar un niño con TDAH y por eso es tan importante concienciarnos y concienciar a la sociedad sobre ello para poder ayudarles.

El problema: como dijo una psiquiatra en una charla específica, un niño con TDAH a veces «saca lo peor de nosotros«, si señores es cierto, un niño con TDAH agota, y mucho, saca lo peor de ti, y te pone al límite de la paciencia continuamente, es lo que hay y los que lo tenemos cerca lo sabemos, por eso hay que ser consciente de ello y aprender a manejarlo y echarle PACIENCIA, muchísima paciencia y saber perdonar a nuestro hijo y a nosotros mismos cuando perdemos la paciencia porque somos humanos y claro que la perdemos.

Pero un niño con TDAH es también una experiencia única que nos da la vida, un niño inteligente, sensible, emotivo, intenso, capaz de detectar estímulos visuales que nadie capta, de amar con locura, de vivir con una intensidad auténtica, capaz de hacer cosas únicas y con una energía inagotable.