TDAH: VACACIONES= PACIENCIA.

Sabemos que criar a un niño con TDAH no es tarea fácil, genera mucho estrés diario -me encanta esta frase-: “criar un niño ya es una maratón por lo que criar un niño con TDAH es como un ironman“.

Cualquier psicólogo nos diría que hay que aplicar rutinas, prevenir situaciones, establecer consecuencias, aplicar recompensas, etc. Todo eso está genial y seguro que lo intentamos aplicar, pero a veces es imprevisible, e incluso cuando un método funciona, al día siguiente ya no, por lo que cada día es un nuevo reto, escalar el Everest por primera vez.

Cada cosa que queremos obtener es un logro: vestirse, comer, recoger sus cosas, deberes, bañarse, ponerse el pijama, la primera respuesta es casi siempre un impulsivo “noooooooo”. Y está claro que lo que mejor funciona son las rutinas, pautas y órdenes muy concretas, pero aun así basta que algo no entre en sus planes inmediatos para desatar toda su frustración cual torrente incontrolado de emociones.

Y sí, también sabemos que hay muchas técnicas para controlar las emociones, pero aun así hay que ir con pies de plomo, mente de psicóloga, estrategia de docente y paciencia del Santo Job. Y eso agota y mucho y no siempre tenemos la energía y las ganas para anticipar, prevenir, mediar, moderar conflictos, pausar la voz, dialogar, dar ejemplo, parece que la teoría la sabemos -yo al menos llevo varios masters de padres y son necesarios, los recomiendo encarecidamente- pero aun así, la práctica diaria es agotadora y psicológicamente te devasta en ocasiones.

Además ahora empiezan las vacaciones escolares, se acaban las rutinas y tenemos a nuestros intensos hijos 24 horas para nosotros solitos….para lo bueno y lo malo, en la salud y en la enfermedad, durante dos largos meses y medio.

 Tranquilidad pues, vamos a disfrutarlo, habrá momentos geniales porque como decíamos en el post anterior la aventura es inherente a nuestros hijos con TDAH, también la diversión, el sentido del humor, la espontaneidad, la emoción y la energía. Sin embargo, sabemos que también habrá momentos malos, gritos, estrés, noches en vela, sentimiento de culpa y frustración. Y aun así los malos momento se olvidan, se guardan diariamente en el cajón, se hace borrón y cuenta nueva, se resetea, se pone el marcador a cero cada mañana y…no, no me cambio por nada ni nadie en el mundo. Mi hijo con TDAH es un ser excepcional, mágico, que me hace ser un poco mejor persona y que me da las mayores satisfacciones porque cada logro suyo es más intenso que ninguno, como él, intenso hasta la saciedad y aun así único, adorable y maravilloso.

Por todo eso, es importante recordar que es normal que a veces nos sintamos frustrados, impotentes, estresados, cansados, pesimistas y desmotivados, somos imperfectos, criar un niño no es fácil, criar a un niño con TDAH menos. Lo importante a veces es sobre todo PERDONAR Y SABER PERDONARNOS A NOSOTROS MISMOS POR LOS FALLOS DEL DÍA, empezar de cero y saber que no siempre podemos dar lo mejor, ni el 100% de nosotros mismos….como dijo Scarlett O´Hara, DESPUES DE TODO, MAÑANA SERÁ OTRO DÍA.