“La ansiedad es la mente yendo más deprisa que la vida”
Voy tan deprisa por la vida que me tiro el desayuno encima casi todas las mañanas, mi mama se enfada.
Voy tan deprisa por la vida que arraso y golpeo a mis hermanos sin querer, mis hermanos también se enfadan conmigo.
Voy tan deprisa por la vida que empujo a la gente sin darme cuenta, la gente se molesta y me mira mal.
Voy tan deprisa por la vida que se me olvida hasta tirar la cadena del wc, mi papa se enfada conmigo.
Voy tan deprisa por la vida que mis abuelos temen quedarse conmigo y no poder seguir mi ritmo.
Voy tan deprisa por la vida que a veces avasallo o molesto a otros niños cuando intento jugar con ellos, entonces los niños no quieren jugar conmigo.
Voy tan deprisa por la vida que me cuesta controlar las emociones y se enfadan conmigo porque grito o hago cosas con un tono de voz excesivamente elevado.
Voy tan deprisa por la vida que tienen que repetirme continuamente las cosas y aun así se me olvida hacerlas y se molestan conmigo.
Voy tan deprisa por la vida que necesito continuamente buscar nuevas emociones y aventuras con las que satisfacer mi impulsividad.
Voy tan deprisa por la vida que muchas veces no analizo la cantidad de reproches que recibo cada día, y eso es bueno, pero a veces, solo a veces, me paro, recapacito y sé que soy un terremoto, que soy muy nervioso, incluso a veces pienso que soy peor que otros niños, pero no puedo evitarlo, no lo hago adrede y no soy malo.
Voy tan deprisa por la vida que necesito que no me castigues, que me des una segunda oportunidad, y una tercera y una cuarta…
A veces voy tan deprisa por la vida que necesito una mano que me ayude a calmarme, sin castigos, sin reproches.